domingo, 27 de diciembre de 2020



Rulfo, cien años después 



 “Literatura Cubana” por Alejandro Cardoso Osorio.https://ellibrodurmiente.org/rulfo-cien-anos-despues-varios/

El libro que pretendo recomendar hoy me ha hecho romper, de cierta forma, la coherencia que marca este apartado sobre literatura cubana que con tanto cariño comparto con ustedes. Y digo en cierta forma, porque cuando me tropecé con el título, Rulfo, cien años después, supe con certeza que los veintitrés relatos de otros tantos narradores que entre sus páginas rinden homenaje al escritor mexicano me llevarían a clavar la mirada en sus historias, con el mismo interés que hemos puesto en los acontecimientos y la vida que tan bien nos cuenta Rulfo en “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”.

Pero bien, a lo que iba, el suceso que hizo descarrilar por esta vez mi férrea ruta de hablar solo de literatura cubana fue hallar, entre tantos autores, a cinco escritores de mi isla participando en esta gran fiesta de las letras. Para mayor regocijo, descubrí que tanto la selección de los cuentos como la breve nota introductoria, corren por cuenta de la compatriota Mayda Bustamante, y que la portada de esta joya fue obra de la pintora también cubana Diana Balboa. ¿Qué más tendría que haber para que no pudiese resistir el impulso de traer esta publicación a mi pequeño rincón cubano?

Creadores de Argentina, Chile, Costa Rica, España, México, Venezuela y Cuba se juntan en esta especie de aquelarre literario, en el que consiguen resucitar el espíritu rulfiano y trasplantar con maestría esos escenarios de vida y de muerte, desde esas tierras que el mexicano tan bien conocía a una ciudad del interior en una isla del Caribe, cuando una madre atraviesa de noche las calles impregnadas del peligro que emana por todo el país convulso, y se arriesga a buscar un bocadillo para su hijo, o en el extraño suceso de un enjambre de avispas que queda atrapado entre el cristal y las contraventanas de una habitación, en un verano implacable que atraviesa los techos y las paredes de una vieja casona en España; o en el más profundo rincón del pensamiento de otra mujer, o en ese habitar de la muerte en nuestros cerebros desde donde emergen los difuntos como si estuviesen aun vivos; y también, como no, en los rostros duros, curtidos, inundados de luces y de sombras que nos encontramos por la calle, en los silencios, en los olvidos, en las rendijas que día tras día se abren para descubrir que, del alguna manera, siempre existe otra clase de verdad.

Como expresa Mayda Bustamante al principio de esta obra: “Solo deseo que este libro cubra las expectativas que el lector, a quien finalmente, va dirigido, tiene de una nueva creación.

Cuando se habla de Rulfo, irremediablemente recuerdo las palabras que sobre él pronunció el también escritor y poeta cubano Eliseo Diego. “Hay dos lugares cruciales en la vida de un hombre. El lugar donde nace y aquél en que debe esperar a que le caiga encima toda la enormidad del tiempo. Nací yo en Cuba, y en Cuba desearía acabar. Pero si por azar me tocase hacerlo en esta tierra de México a la que tanto amo por tantas razones, ponedme, hermanos y hermanas, cerca de donde esté Juan Rulfo. Porque él, que sabía mucho de estas cosas, afirma que los muertos cuando están solos platican muy a gusto entre ellos y cuentan cosas, se cuentan unos a otros sus historias. Debe ser muy interesante vivir dentro de un cementerio y oír cómo los muertos “se cuentan sus cosas, sus penas, sus alegrías, todo”.

Ha sido todo un regocijo descubrir la influencia de Rulto en estos cuentos. Este libro demuestra que su obra perdura y se expande en la prosa de estos veintitrés escritores que han sabido, a su manera, plasmar la esencia de uno de los clásicos indiscutibles de las letras.

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