Tanto por hacer y
las horas que no se estiran, que no, porque son rígidas y como unos pocos
sospechamos, más rápidas de lo que piensa la mayoría de la gente. Algunos han
escrito que ellas caen lentas, aunque yo discrepo. Estoy convencido de que,
además, en su carrera son silenciosas y traicioneras. Se alejan sin dejar
comentarios ni consejos, las perdemos de vista desconociendo la mayor parte de
las veces si nos han servido para algo. Tampoco podemos contemplarlas demasiado
tiempo en su huida porque la siguiente, implacable, anda tocándonos el hombro,
callada, lista para echar a correr con las demás en tres, dos , uno…
A.C.
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